Por fin, llegó el momento cuando se abrió para mí la puerta del convento. Eso fue el primero de agosto [15], al anochecer, en vísperas de la fiesta de la Madre de Dios de los Ángeles. Me sentía sumamente feliz, me pareció que había entrado en la vida del paraíso. De mi corazón broto una sola oración, la de acción de gracias (Diario17).
El Postulantado es la primera prueba a la que se somete la candidata para probar de vivir la vida religiosa en la comunidad. Este período se inicia con una ceremonia, que normalmente viene precedida por un día de retiro y recogimiento. En nuestra Congregación, el postulantado suele durar diez meses (en ningún caso puede prolongarse, ni siquiera dos meses más, es decir, esta etapa no puede ser más larga que un año). El objetivo de dicho período formativo es ir introduciendo a la postulante, de modo gradual, a la vida religiosa, así como seguir completando y ampliando su formación en el ámbito de sus conocimientos religiosos. Al mismo tiempo, se hace hincapié en ir formando en la candidata un saber convivir con las demás hermanas, según unos principios de buena educación, desarrollando la práctica de las virtudes naturales y facilitando un conocimiento más cercano de la vida y el apostolado de la Congregación. Para ello, a parte de un ciclo de charlas y conferencias que se imparten, las postulantes dedican tiempo al estudio, a la oración y al trabajo en la comunidad.
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet