El apostolado de la Congregación consiste sobre todo en el testimonio de vida de la persona consagrada, que según el ideario de las Fundadoras, se expresa por la confianza en la misericordia de Dios, en la oración y la penitencia, así como con un servicio mediantes actos de misericordia (art. 77 de las Constituciones).
La oración es el primer deber y la tarea principal de las religiosas consagradas. Mediante la oración, las hermanas crecen en una unión cada vez más profunda con Cristo, y de ese modo, la oración pasa a ocupar un lugar esencial, y da sentido a toda la vida de las hermanas (art.46 de las Constituciones).
Cada hermana de la Congregación se entrega a la oración, dedicándole más de 4 horas al día. En el centro de la vida de la Congregación está la santa Misa diaria, que es fuente de santificación para las hermanas y para su acción apostólica. Además de la Eucaristía, la Liturgia de las Horas, la meditación de la Palabra de Dios y la adoración al Santísimo Sacramento; en la Congregación, la devoción a la Divina Misericordia ocupa también un lugar especial, en las formas que nos transmitió santa Faustina, así como la devoción a la Virgen María, Madre de Misericordia. Con su oración y penitencia, las hermanas encomiendan a Dios las necesidades del mundo, la Iglesia, la Patria, y en particular rezan por las necesidades de la Congregación y de las personas que les han sido encomendadas por la Providencia.
En el convento que la Congregación en Świnice Warckie, comunidad que tiene un carácter contemplativo, la hermanas viven la misión de implorar la Divina Misericordia por nosotros y para el mundo entero: Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mi lo mas estrechamente posible a través del amor – le dijo el Señor a santa Faustina – reconciliarás la tierra con el cielo, mitigaras la justa cólera de Dios e impetrarás la misericordia por el mundo. Confío a tu cuidado dos perlas preciosas para Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de tu anonadamiento. Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al sufrimiento Mío y entonces tendrán valor ante Mi Padre (Diario 531).
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet