Jesús mío, penétrame toda para que pueda reflejarte en toda mi vida. Divinízame de modo que mis acciones tengan el valor sobrenatural. Haz que tenga para cada alma, sin excepción, amor, compasión y misericordia. Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en si una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que Tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. Glorificar Tu misericordia es la tarea exclusiva de mi vida. (Diario1242).
La ceremonia de la Toma de Velo, en la que la postulante recibe su nuevo nombre de vida religiosa, constituye el inicio del período de formación religiosa, etapa que se llama noviciado. En nuestra Congregación, dicho período dura dos años, de los cuales, durante el primer año, las novicias viven en el convento del noviciado, donde la casa está debidamente preparada para proporcionar a la novicia una intensa formación espiritual. El tiempo de noviciado está dedicado a ir edificando una relación de la hermana con Jesús Misericordioso cada vez más profunda, con el fin de que la novicia, imitando al Señor, pueda ofrece su vida, como sacrificio, a su Amado, Dios rico en misericordia.
La maestra de novicias, que es quien dirige el proceso formativo, introduce a las novicias en la vida consagrada al Señor Jesús, según los consejos evangélicos y de acuerdo con el carisma de la Congregación de la Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. Asimismo, ayuda a las novicias a ir penetrando en el desarrollo de la vida espiritual, profundizando la vida de oración y la ascesis. También se las introduce en la liturgia de la Iglesia, y en la espiritualidad y el apostolado de la Congregación. Las novicias deben conocer a fondo el modo de vida de la Congregación, su participación en la vida y misión de Cristo, así como también deben aprender a confiar en la Misericordia de Dios, a vivir la obediencia sobrenatural a la voluntad de Dios, siguiendo el modelo de María, Madre de la Misericordia. Ella, que expresó su fiat a Dios con una fe plena, les enseña a contemplar las actitudes de Jesús Misericordioso. Las hermanas novicias procuran que el espíritu de misericordia esté presente en toda su vida. Desean que dicho espíritu las vaya penetrando, en particular, en su relación fraternal con las demás hermanas de la comunidad y con otras personas.
En el segundo año de noviciado las hermanas novicias realizan prácticas apostólicas en las casas de la Congregación de la Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia para incorporase aún más en la vida de la comunidad, junto a las hermanas profesas, para integrarse más plenamente en la vida de las comunidades religiosas y en las diversas obras de misericordia que éstas llevan a cabo. Los últimos meses de noviciado las hermanas novicias los pasan en la comunidad del noviciado, recibiendo una intensa formación como preparación para hacer sus primeros votos de profesión religiosa. Si la novicia se confirma en su deseo de servir a Dios, de entregarle toda su vida, y esto coincide con el discernimiento que hacen las responsables de la Congregación, entonces la novicia profesa sus votos: de castidad, pobreza y obediencia, según las Constituciones de la Congregación y de acuerdo a Carisma, que consiste en hacer presente en el mundo la Divina Misericordia.
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet