Espiritualidad significa un cierto estilo de vida según el Espíritu, lo cual, en cada Congregación, está asociado a su misión apostólica y a unas determinadas Constituciones.
La espiritualidad de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia se resume en una palabra: Misericordia. Cada una de las hermanas debe procurar, con todas sus fuerzas, que la misericordia se ponga de manifiesto en todo su ser, penetrando sus pensamientos, palabras y en toda su acción. (Artículo 7).
(Constituciones de la Congregación de las Hermanas
de la Madre de Dios de la Misericordia, 1985).
Las Constituciones actuales de la Congregación determinan su espiritualidad, que se resume en una palabra: Misericordia. Ésta, establece el estilo de vida del Instituto y de cada una de las hermanas, la cual tiene que tratar de formar su vida en este espíritu: es decir, debe dejarse «transformar en misericordia» – como solía decir santa Faustina. En el centro de esta espiritualidad está el misterio de la misericordia de Dios, que es la fuente, modelo y motivo para vivir la misericordia en las relaciones humanas. El empeño por ir conociendo el misterio de la misericordia de Dios, junto a la contemplación de dicho misterio en la vida cotidiana, (teniendo presente al mismo tiempo la participación activa de la Virgen María, Madre de la Misericordia, en la Redención), conduce a una actitud de confianza en Dios y de caridad hacia el prójimo; conduce también a vivir el celo apostólico, con coraje, paciencia y con espíritu desinteresado, lo que da a las hermanas una firme voluntad de sacrificarse por la salvación de las almas. La espiritualidad incluye también la devoción de la Divina Misericordia en las nuevas formas que nos transmitió santa Faustina. Ella aportó a la historia de la Congregación y de la Iglesia una nueva escuela de espiritualidad, en la que el factor que une todos sus elementos es el misterio de la misericordia de Dios. Ella, no sólo da forma a la imagen que uno tiene de Dios y a la relación de confianza en Él, sino que también forma nuestras relaciones con los demás. Esta tarea de formación abarca la oración y las prácticas ascéticas, en una palabra, toma la vida entera íntegramente, incluyendo a Dios, a las personas, al mundo y a uno mismo.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet