Espiritualidad significa un cierto estilo de vida según el Espíritu, lo cual, en cada Congregación, está asociado a su misión apostólica y a unas determinadas Constituciones.
El Espíritu de nuestra Compañía es, sobre todo, una actitud fervorosa, presente en cada una de sus miembros, que consiste en estar dispuesta a actuar y a sufrir lo que haga falta con el fin de propiciar el regreso al camino de las virtudes a las almas de las penitentes que les han sido encomendadas por el Maestro Divino.
Constituciones 1909, Art. 2.
La Congregación surgió sobre la base de la espiritualidad ignaciana, por lo que estaba caracterizada por un “celo fervoroso” por salvar las almas confiadas a su cuidado apostólico. Las hermanas nutrían su ardiente celo en la frecuente meditación de las grandes verdades de la fe, y sobre todo, al reflexionar sobre aquello que Dios “ha hecho por la salvación de las almas en el momento de la creación, también considerando lo que el Señor sufrió por la redención de los hombres, y lo que nos tiene preparado en la gloria eterna» (artículo 2). Las hermanas fortalecían ese espíritu al considerar las virtudes y los sentimientos de la Virgen María, su Madre y Protectora, la Madre de Dios de la Misericordia, cuya paciencia, dulzura y compasión maternal por los pecadores» (artículo 2) debían procurar imitar con gran determinación. Las hermanas ofrecían sus oraciones, mortificación, todo su trabajo en la intención de las almas que les habían sido confiadas, en una palabra todo, incluso los esfuerzos realizados para la propia santificación, sin la cual no sería posible trabajar eficazmente con el fin de ayudar a los demás a mejorar. (Artículo 2).
La oración, la ascesis y las prácticas religiosas debían estar al servicio no sólo de la santidad de las hermanas, sino también en la labor carismática de rescatar a «mujeres perdidas a causa de sus caídas». La espiritualidad de la Congregación estaba impregnada de la devoción al Sagrado Corazón y se caracterizaba por el espíritu de reparación, por lo que en el Devocionario de oraciones utilizado en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia aparecían tantas jaculatorias dirigidas al Sagrado Corazón de Jesús, empezando por el ofrecimiento matinal de obras al Corazón de Jesús, hecho a través del Inmaculado Corazón de María, ofreciendo todas las oraciones, asuntos y cruces del “día de hoy como propiciación por todos nuestras infracciones», pidiendo por la Iglesia y en las intenciones del día. Estas «Jaculatorias» al Sagrado Corazón de Jesús (oraciones breves), se van repitiendo a lo largo del día. Cabe destacar, entre otras, las Letanías al Sagrado Corazón, la Novena al Sagrado Corazón de Jesús, una meditación sobre el Corazón de Jesús. Todas estas oraciones iban entrelazadas con oraciones a la Virgen María (el Rosario, meditaciones marianas, el Magníficat, las Letanías Loretanas, etc.), con Novenas que precedían diversas festividades eclesiales y con las Letanías a todos los santos patronos de la Congregación. Muchas de las hermanas, al vivir de la espiritualidad de la Congregación, ofrecían en la intención de las almas que les habían sido encomendadas, no sólo sus oraciones, trabajos y sufrimientos, sino sobre todo, sus propias vidas.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet