En el Antiguo Testamento enviaba a los profetas con truenos a Mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda la humanidad con Mi misericordia (Diario 1588). Sor Faustina fue escogida por Dios para recordar al mundo el misterio de su misericordia. No carece de importancia el contexto histórico en el que Dios la envió al mundo con esta misión profética de la Misericordia. En el siglo XX aparecieron y se desarrollaron las ideologías del mal: el nazismo y el comunismo. Al mismo tiempo, ha sido un período de un desarrollo sin precedentes de la civilización y la tecnología, pero también un tiempo de una profunda decadencia moral, en el que el hombre se ha apartado de Dios, viviendo como si Dios no existiera, hasta extremos inimaginables. En este contexto, queda claro que el mensaje profético de Sor Faustina dirigido a la humanidad justo en estos tiempos, y que nos recuerda nuevamente la verdad sobre el amor misericordioso de Dios hacia el hombre, constituye un enorme don, que para la gente de hoy es «un signo de los tiempos», «luz» para iluminar los caminos de la humanidad en el tercer milenio y despertar la esperanza en sus corazones.
En la intimidad del convento, sor Faustina, primero ella sola, obediente a la regla de la congregación, meditaba lo que Dios ha hecho por el hombre al crearlo, cuán gran sufrimiento padeció el Hijo de Dios para redimirlo, todos los dones que le ha dejado en la Iglesia y lo que le ha preparado en la gloria del cielo. Este empeño por ir conociendo el amor misericordioso de Dios, sobre la base de la meditación asidua de la Palabra de Dios, la liturgia de la Iglesia, la oración y la búsqueda diaria de las manifestaciones de su amor misericordioso en la vida cotidiana, se vio reforzado, en la vida de Sor Faustina, por el don de la contemplación infusa, gracias a la cual logró penetrar profundamente este misterio de nuestra fe, para poderlo proclamar al mundo con un ardor renovado. Bajo encargo de Jesús y de sus confesores, Sor Faustina fue escribiendo su Diario, donde anotaba todo lo que Dios le daba a conocer y todo lo que le dijo sobre su misericordia, a través de experiencias místicas. Esta obra de santa Faustina – como dijo el Papa Juan Pablo II – se nos presenta como el Evangelio de la misericordia, escrito en la perspectiva del siglo XX.
Es una obra única, no sólo porque surgió de la experiencia mística de la Misericordia de Dios, sino también porque contiene pensamientos originales sobre el misterio de la fe. En el «Diario», no hay citas o comentarios de los textos de la Sagrada Escritura, pero las verdades allí contenidas sobre la Divina Misericordia y la misericordia humana – como ha señalado el obispo Kazimierz Romaniuk – puede considerarse como una fuente adicional (…) para la teología, claramente enriquecedora. Aquello que sorprende a todos en el «Diario» es la fascinación por el amor misericordioso de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, como el mayor atributo del Creador y Redentor, así como el deseo de llevarlo al mundo entero. Al tener semejante conocimiento del misterio de la misericordia de Dios, ella expresa la esencia de la misericordia muy brevemente, aunque con términos muy profundos, cuando escribe: La misericordia es la flor del amor: Dios es amor y la misericordia es su acción, en el amor se engendra, en la misericordia se manifiesta (Diario 651).