El carisma es un don de Dios para que la Congregación realice un servicio en la Iglesia y en el mundo. No sólo determina el fin de la Congregación, sino que también establece los tipos de obras de apostolado y la espiritualidad de toda la comunidad religiosa.
Junto con la vida y misión de santa Faustina, Dios otorgó a la Congregación el carisma de proclamar al mundo el amor misericordioso de Dios hacia el hombre, mediante el testimonio de vida, con obras, palabras y la oración.
Las hermanas realizan la tarea de extender la misión carismática de las fundadoras; cada una de ellas trata de buscar en toda circunstancia la gloria de Dios, lleno de misericordia, “que desde la eternidad se apiadó de nosotros» (cf. Is 54, 8), y «que con gran amor nos abrazó» (Is 54, 7); junto a la Virgen María, Madre de la Misericordia, las hermanas se incorporan con una fe viva en la vida de Cristo y en su misión de salvación del mundo (artículo 3).
Una tarea particular de la Congregación consiste en ayudar a muchachas y mujeres que, por diversos motivos, no se adaptan a la sociedad, y que precisan de una profunda renovación moral. La Congregación también procuran, con su solicitud, proteger de la depravación moral a niños y a otras personas que precisan de apoyo moral y que necesitan experimentar la caridad cristiana, independientemente de la edad y el género que tengan (artículo 4). La Congregación también propaga el culto de la Divina Misericordia según las formas aprobadas por la Iglesia (artículo 86). Las hermanas divulgan la devoción a la Divina Misericordia en las siguientes formas: dando conferencias, catequesis y predicando; también participan en simposios y conferencias organizados por otras comunidades; asimismo, participan en celebraciones en las parroquias, a través de cantos y oraciones particulares, y distribuyen libros, libros devocionales e imágenes de Jesús Misericordioso; también mantienen una asidua correspondencia con los adoradores de la Divina Misericordia (artículo . 315).
(Las Constituciones de la Congregación de las Hermanas
de la Madre de Dios de la Misericordia, 1985).
La Congregación, ya en la primera mitad del siglo XX, expandió su actividad apostólica con el fin de abarcar, con su solicitud, a personas que, amenazadas de sufrir daños morales, estaban necesitadas de un «apoyo moral y de la caridad cristiana». Después de la Segunda Guerra Mundial, la Congregación empezó a abrirse a la misión carismática de santa Faustina, que consiste en proclamar al mundo el mensaje de la Divina Misericordia. Hoy, la Congregación colabora con la misericordia de Dios en la salvación del mundo, al hacer presente en el mundo este valor del Evangelio, que es el amor misericordioso de Dios hacia el hombre, a través del testimonio de vida consagrada, con un espíritu de confianza en Dios y de caridad hacia el prójimo; la Congregación lleva a cabo esta misión a través de diversas obras de misericordia, mediante la palabra y la oración.
Hna. M. Elżbieta Siepak ISMM
Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet