Estas palabras de san Juan Pablo II las queremos dedicar a todos los donantes y benefactores de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, pues gracias a las aportaciones económicas y al compromiso personal en las obras apostólicas ellos permiten llevar el don del mensaje de la Misericordia al mundo, mensaje que Jesús confió a santa Sor Faustina. Agradecemos especialmente desde este lugar a través de la página web a todos los que lo apoyan, junto con las obras que se realizan, en particular la „Coronilla por los moribundos” y la transmisión en línea desde el santuario en Cracovia-Lagiewniki. Rezamos a diario por todos los donantes y benefactores, encomendando sus intenciones a la Divina Misericordia a través de la intercesión de santa Sor Faustina.